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Inteligencia emocional. Una herramienta clave para la educación de los hijos



El término inteligencia emocional se ha puesto muy de moda en los últimos años, pero ¿tenemos claro a qué se refiere?


Los psicólogos e investigadores Mayer y Salovey (1990) la definen como “la habilidad para percibir, valorar y expresar la emoción adecuada y adaptativamente; comprender la emoción y el conocimiento emocional; acceder y/o generar sentimientos que faciliten las actividades cognitivas y la acción adaptativa y regular las emociones en uno mismo y en otros”. Esto es, una habilidad que puede ser desarrollada a lo largo de la vida y observada en comportamientos concretos, lo que hace que pueda ser enseñada y aprendida.


Es por ello que la infancia se constituye en una etapa clave para entrenar y trabajar la inteligencia emocional. Adquirir hábitos y destrezas que favorezcan la expresión y la regulación emocional de los niños no sólo les favorecerá en esa época de sus vidas, sino que sentará la base de su posterior desarrollo y bienestar psicológico.


En este contexto es importante que los padres, como modelos de comportamiento para los hijos, también muestren una adecuada inteligencia emocional, pero ¿qué pueden hacer para conseguirlo?


  • Conocer las propias emociones. Tener conciencia de los propios deseos y motivaciones, de las reacciones ante determinadas situaciones de la vida familiar, de los valores que se tienen como padre o madre, etc. Reconocer los puntos fuertes y débiles proporciona más capacidad para controlar los impulsos en situaciones de tensión propias del proceso de educar a los hijos. Nos puede ayudar responder a estas preguntas:

¿Cómo me siento?

¿Por qué me siento así?

¿Cómo estoy manifestando lo que siento?

¿Esta emoción me está ayudando ahora? ¿Qué puedo hacer para mantenerla? O ¿Qué puedo hacer para cambiarla y sentirme mejor?


  • Aprender a regular los propios sentimientos. Esto es, ser capaz de prevenir las emociones negativas para poder cambiarlas y/o gestionarlas. Podemos seguir estos pasos:

  1. Cuenta hasta 10.

  2. Respira lenta y profundamente.

  3. Cambia de espacio.

  4. Relájate.

  5. Una vez tranquilo/a, plantéate qué pasó, qué pensaste, cómo te sentiste.

  6. Reflexiona sobre un afrontamiento alternativo más funcional y aborda el problema.


  • Comprender a los hijos, empatizar. Escuchar a los niños es fundamental. Ser comprensivos con los hijos y sintonizar emocionalmente con ellos hará que aprendan del modelo de sus padres y que sean más sensibles a las emociones de los demás. La capacidad para reconocer, comprender y conectar con las emociones de los demás permite entender su punto de vista y también la emoción desde la que viven esa situación.


Proporcionar a los hijos un entorno sano emocionalmente para que se sientan protegidos y capaces de afrontar situaciones desfavorables. Cuidarse para cuidar y educar, utilizando la inteligencia emocional como herramienta.


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