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Relaciones tóxicas, ¿me puede estar pasando a mi? Parte I



La vida en la pareja, sobre todo en las etapas iniciales, va adquiriendo unas dinámicas que, poco a poco, se van instaurando y cronificando, volviéndose hábitos en la relación. Muchas veces cedemos o hacemos cosas que no nos gustan porque estamos en la fase de enamoramiento y queremos agradar a la otra persona. En estas primeras fases de la relación se conocen ambos miembros de la pareja y se forjan dichas conductas, las dos partes se posicionan y se instaura la manera en que cada miembro actúa con el otro para que la relación funcione. Es en esta primera etapa en la que es más probable que pueda iniciarse un maltrato psicológico.


En ocasiones, conductas que pueden ser vividas como normales, puesto que han pasado a formar parte de la rutina de la pareja, pueden repercutir negativamente en la relación. Cuando uno de los dos miembros siente que algo no funciona como le gustaría, que el otro miembro está progresivamente dominándolo, anulándolo en su toma de decisiones, y siente que está perdiendo la confianza en sí mismo y su sentido de libertad, se da cuenta de que aquello que inicialmente se hacía por complacer a la pareja, en la actualidad se realiza por miedo a la reacción del otro, y podríamos estar ante un maltrato psicológico o emocional.


Esta dependencia emocional de la que hablamos, derivada del maltrato psicológico, en la gran mayoría de ocasiones provoca malestar y angustia a la persona, no teniendo consciencia de la gravedad de lo que está sucediendo. Va destruyendo la autoestima de la persona que lo sufre, produce sentimientos desmesurados de culpa y autodesvalorización hasta extremos ilógicos. Se llega a pensar que se tiene lo que se merece y puede aparecer el miedo a enfrentarse a la soledad y al estigma de fracaso que conlleva una separación.


El maltrato psicológico en la pareja es el más generalizado en la actualidad, además más allá de la propia concepción del maltrato existen micro situaciones que sin llegar a considerarse como tal pueden tener el mismo efecto devastador en la pareja si no se gestionan a tiempo, se crean situaciones disfuncionales como señal de alarma de que algo no está funcionando bien.

La violencia física al ser más visible recibe mucho más apoyo social, es más fácil de demostrar y permite a la persona que la sufre poder defenderse. La violencia emocional por su parte, al ser mucho más sutil puede tener efectos mucho más devastadores.


Resaltar que se están efectuando campañas de sensibilización contra el maltrato tanto psicológico como físico. Con estas campañas se pretende sensibilizar e identificar aquellas conductas entendidas socialmente como normalizadas y que por la contra son conductas que pueden indicar un maltrato.


Algunas de las señales de que una persona puede estar siendo víctima de maltrato psicológico serían:

  • Se cuestiona a sí mismo/a, cuestiona su forma de ser, sus conductas y actitudes.

  • Se culpa a sí mismo/a y excusa e incluso trata de justificar a la persona que maltrata.

  • Presenta sentimientos de inferioridad y dependencia emocional.

Una relación de pareja sana implica satisfacción para las dos partes. Detectar en las fases iniciales de la relación si existen comportamientos disfuncionales que puedan generarnos malestar, nos ayudará a tomar decisiones de cara a evitar problemas en el futuro.

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