"Mi hijo se hace caca encima" Pautas para gestionar la encopresis en la infancia
La semana pasada os hablábamos sobre el control de esfínteres en los niños, concretamente sobre la enuresis. Hoy nos vamos a centrar en la encopresis, ¿qué podemos hacer cuando se les escapa la caca a los más pequeños?
La encopresis hacer referencia a la emisión repetida de heces en la ropa o en otros lugares inadecuados en niños mayores de 4 años, sin que exista una causa orgánica que lo justifique. Suele asociarse a dificultades en la evacuación y muchas veces también va unida al estreñimiento.
Es menos frecuente que la enuresis, según los estudios realizados sobre el tema su prevalencia oscila entre el 1.5 y el 5.7%; y se da más en niños que en niñas.
El aprendizaje y control por parte de los/las niños/as sobre el proceso de la defecación ha de darse una vez que han adquirido la suficiente madurez cognitiva, y ocurre alrededor de los 18 a 24 meses de edad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que cada niño/a tiene su propio ritmo; antes plantear la situación como un problema grave conviene valorar si está preparado/a o no cognitivamente para alcanzar esa autonomía.
En un niño que está aprendiendo a controlar sus esfínteres es normal que a veces no consiga aguantarse hasta llegar al wáter, que esté varios días sin hacer caca, o incluso que la haga donde no debería. Por eso, si un niño tiene menos de 4 años es importante no alarmarse, ya que estas situaciones forman parte de su aprendizaje. Con todo, si este tema genera preocupación en los padres o si se está viviendo este proceso con más dificultades de lo habitual, se plantean las siguientes recomendaciones:
Descartar problemas físicos. Acudir al pediatra y plantear las dificultades que se están viviendo para valorar posibles causas orgánicas. A veces, cuando los niños se aguantan la caca pueden aparecer fisuras anales que les causen dolor al evacuar, y agraven el problema.
Llevar una dieta equilibrada. Cuando el/la niño/a sufre estreñimiento con frecuencia, puede ser conveniente introducir alimentos ricos en fibra y líquidos.
Favorecer que el inodoro u orinal sean cómodos para el/la niño/a. A veces los niños no quieren defecar por miedo al wáter o al lugar en el que tienen que hacerlo. Es importante que vivan esta experiencia como algo agradable, para ayudarles se les puede acompañar mientras están sentados en el wáter, hablarles, contarles un cuento, etc. También se pueden utilizar adaptadores u orinales en los que ellos se sientan cómodos o relajados.
Establecer una rutina para ir al baño. Se recomienda que el niño vaya al servicio 5 o 10 minutos después de las comidas (desayuno, merienda y cena), que es cuando se ponen en funcionamiento los intestinos. La idea es que permanezca sentado en el wáter durante 10 o 15 minutos, sin presionarle, con tranquilidad. Si el niño, por ejemplo, se adapta a una rutina en la que defeque cada mañana, es menos probable que tenga ganas fuera de casa o haya escapes.
Hacerle responsable de la situación, sin culpabilizar. Es importante que participe de su higiene, que sea el propio niño quien se limpie después de defecar. En caso de que se haya ensuciado, no hay que culparle ni reñirle, sino indicarle que se limpie y que lleve la ropa sucia donde corresponda. Se trata de hacerle consciente de que sus actos tienen consecuencias.
Elogiar tanto el comportamiento adecuado como sus aproximaciones. Se trata de reforzar verbalmente su esfuerzo cuando haga caca en el wáter o se mantenga limpio, mostrarle que se le valora lo que hace.
Es importante recordar que los niños en la mayoría de los casos no provocan voluntariamente estas situaciones. Cada niño tiene su propio ritmo y avanza de forma diferente en su desarrollo. De cara a evitar dificultades en el futuro, es clave que los padres respeten y apoyen a sus hijos en este proceso y también que pidan ayuda cuando sea necesario.
