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El duelo en la infancia



La muerte forma parte de nuestra existencia, es la fase que da fin al ciclo vital de todos los seres vivos. Sin embargo, hoy en día se ha convertido en un tema prácticamente tabú, evitamos hablar de ello e intentamos vivir de espaldas a la muerte mientras podemos.


En este contexto, los niños se convierten en los grandes olvidados a la hora de hablar de la muerte o el duelo. Con la idea de protegerlos, los adultos piensan que no es bueno hablar de la muerte con ellos, que los niños no tienen capacidad para comprenderla o procesar el duelo. Y en muchas ocasiones, tampoco se dispone de herramientas o pautas para tratar el tema.


Se suele asociar el duelo a la muerte, pero este proceso engloba otras pérdidas: la de un ser querido, de una a mascota, etc. El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida, siendo la muerte de una persona cercana la pérdida más difícil a aceptar.


¿Cómo reaccionan los niños ante a la pérdida?

La reacción de los más pequeños depende de su momento evolutivo, de cómo reciban la noticia, de la reacción de los adultos y de las propias experiencias que hayan vivido relacionadas con el tema.


Con todo, los diferentes estudios que se han realizado sobre el tema señalan una serie de manifestaciones propias de los niños en el proceso de duelo:


  • Conmoción y confusión.

  • Ira manifestada a través de juegos violentos, pesadillas e irritabilidad.

  • Enfado hacia otros miembros de la familia.

  • Miedo a perder a otros miembros de la familia, inseguridades.

  • Retorno a etapas anteriores del desarrollo, exigiendo más comida, más atención, más muestras de afecto, hablando como un bebé…

  • Sentimientos de culpa. A veces pueden pensar que son culpables de la pérdida por cosas que han dicho o deseado.

  • Tristeza que puede manifestarse en insomnio, miedo a estar solo, falta de interés en cosas que antes le gustaban, disminución del rendimiento académico y deseo de irse con quien se ha ido.


¿Cómo se puede ayudar a los niños a procesar el duelo?


Acompañar al/la niño/a en la aceptación de la realidad. Cuando se pierde a alguien queda una sensación de vacío. Es necesaria aceptar que la persona ya no está y que no volverá en caso de que haya fallecido. Los niños también han de asumir que ya no volverán a ver a quien ha muerto, y para ello es necesario que el adulto acepte esa realidad.


Animarles a expresar lo que sienten. Las emociones después de la muerte de un ser querido, de una separación o una pérdida son intensas. Si la familia acepta estas emociones los niños las expresarán más fácilmente y eso ayudará a vivir la separación de una forma más adecuada. Frases como “no llores, tienes que ser valiente”, .... pueden cortar la libre expresión de las emociones e impedir que los niños se desahoguen.


Permitir la participación en los rituales funerarios y simbólicos de la despedida. Dar la oportunidad a los niños de asistir o participar si lo desean, al funeral o al entierro. Participar en estos rituales ayuda a hacer real lo que está pasando, entender qué es la muerte e iniciar mejor el proceso de duelo. Es recomendable explicar a los niños con antelación en qué consistirán los rituales, qué verán, así como el porqué de los mismos.


Mantenerse física y emocionalmente cerca. Permitirles estar cerca, sentarse al lado, abrazarlos y escucharlos, e incluso llorar con ellos. Es recomendable decirles que, aunque estemos muy tristes por lo sucedido seguiremos ocupándonos de ellos de la mejor manera posible. Un aspecto fundamental para gestionar el proceso de duelo es que los niños recuperen el ritmo de sus actividades cotidianas (colegio, amigos, personas cercanas, etc.) y garantizarles el máximo de estabilidad posible.



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