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Cómo convertir los deberes en una experiencia positiva



Con la llegada de septiembre llega también para muchos la vuelta a la rutina, el regreso al trabajo para los adultos y la vuelta al colegio para los más pequeños. El inicio de las clases implica también la realización de tareas escolares que, dependiendo del curso y edad de los niños, también hay que hacer en casa, hablamos de los deberes.


Las peleas o discusiones por tener que hacer los deberes son una de las fuentes más comunes de tensión y conflicto entre padres e hijos. Mientras los niños vayan al colegio es muy probable que tengan que realizar tareas en casa, ¿qué pueden hacer los padres para disminuir estas peleas y ayudar a sus hijos a beneficiarse de hacer los deberes?


Para poder contestar esta pregunta, hay que dar respuesta a otras:


¿Para qué sirven los deberes?

Hay niños que viven el tener que hacer tareas fuera del colegio como un castigo, aunque su funcionalidad no es tal. El principal objetivo de los deberes en casa es poner en práctica lo que se ha trabajado en clase para afianzar conocimientos. Los deberes ayudan a los niños a ser más responsables e independientes, la idea es que realicen las tares sin tener a alguien orientándoles constantemente.


¿Dónde es mejor hacer los deberes?


Los niños rendirán mejor en un lugar en el que puedan trabajar cómodamente y sin distracciones. Una zona destinada especialmente al estudio facilita el aprendizaje y favorece la concentración. El área de estudio no es necesario que sea excesivamente amplia, lo recomendable es que el niño disponga de mobiliario que le resulte cómodo (mesa y silla), iluminación y temperatura adecuadas. Es muy importante que los niños no hagan los deberes con la televisión.


¿Cuántos deberes deben hacerse diariamente?


La cantidad de deberes varía mucho según la escuela, el maestro y el propio niño. Se puede preguntar al maestro por el tema. Saber cuántos deberes tendrá aproximadamente el/la niño/a permite a los padres ayudarle a planificar el tiempo de estudio que deberá invertir y también la supervisión.

¿Cuándo hacer los deberes?

Se recomienda hacer los deberes y estudiar como parte de la rutina diaria, esto es, destinar cada día un espacio de tiempo a esta tarea. No siempre se puede establecer una hora fija para hacer los deberes, con todo, sí es importante que haya un tiempo programado para hacer las tareas escolares, y es bueno que los niños participen a la hora de decidir cuándo será ese momento. Siempre que sea posible, primero hay que hacer los deberes, y luego dedicar un tiempo al ocio.

¿Cuánto se debe ayudar a los hijos?


Con frecuencia los padres asumen más responsabilidades de las que deben con los deberes de sus hijos. Hay que recordar que la función de los padres es supervisar, no hacer las tareas por ellos. Se trata de no ser un ayudante de deberes, sino un consejero, para ello es recomendable:


  • Buscar los positivo y evitar las críticas. Decirle al niño “a estas alturas ya deberías saber hacer solo el ejercicio” solo aumentará su frustración, es importante recordarle lo que sabe hacer para aumentar su motivación en este contexto.

  • Responder a la frase “mi maestro dice que no se hace así”. Cuando los niños utilicen este argumento hay que indicarles que pasen a otra cosa y pregunten al profesor. También es importante que aprendan a pedir ayuda cuando la necesiten.

  • Supervisar los deberes, no hacerlos. Esto es, se trata de comprobar que han terminado lo que tenían que hacer, e indicarles que revisen lo que han hecho si hay errores, no corregirlos por ellos.

Los deberes son una herramienta para poner en práctica los conocimientos aprendidos en el colegio, no un castigo. Afrontarlos como una parte de más de la rutina diaria ayudará a los niños a afianzar aprendizajes y a aumentar su responsabilidad en el día a día.


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