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La sexualidad no tiene edad



Pese a la falsa creencia que la sexualidad de la persona es algo que está limitado por la edad y que es un tema que mayoritariamente preocupa y es importante en jóvenes y personas de mediana edad, no hay ningún indicio de que a las personas adultas o adultas mayores no les interese o que deban renunciar a tener una vida sexual plena y gratificante por cuestión de edad. Sobre todo, encontramos un grave problema cuando hacemos referencia a la vida sexual de las personas ancianas, como si para la sociedad la sexualidad en esta etapa vital estuviera extinguida.


Encontramos que hay muchos tabús, mitos, prejuicios, falta de información y vergüenza en referencia a la sexualidad de las personas en la etapa adulta media y tardía (de los 55 años en adelante). Incluso hay un gran número de estas personas que renuncian por vergüenza a tener una vida sexual saludable por pensar en muchas ocasiones que los problemas o cambios funcionales (ya sea a nivel psicológico o físico) que atribuyen a la edad, suponen un hándicap que les incapacita para disfrutar, lo que les lleva a la abstinencia sexual. Desde este punto de vista no se tienen en cuenta los beneficios que tiene una sexualidad saludable en todas las etapas de la vida, entre otros, la mejora a nivel de satisfacción personal, de estado de ánimo, en general en cuanto a calidad de vida de la persona.


La sexualidad, puntualicemos, no hace simplemente referencia al coito, sino que va unida a las muestras de afecto, el autoerotismo, la autoimagen, necesidad de intimidad, y la vinculación con el otro. Por tanto, pese a que en la adultez y la vejez se den cambios fisiológicos (en los hombres, menor cantidad de la eyaculación, necesidad de estímulos más prolongados para tener erecciones u orgasmos, o la andropausia y en las mujeres, menopausia, adelgazamiento de las paredes vaginales, pérdida del tono muscular, o un descenso de la lubricación y un aumento de tiempo para conseguir llegar al orgasmo), esto no implica que el deseo sexual en ninguno de los dos casos haya desaparecido. Con una buena orientación sexual y entendiendo los procesos de transición por los que se está pasando es posible disfrutar de la sexualidad en total plenitud.


Este es un cambio de visión que se debe plantear a nivel social. Si observamos, la norma general en los geriátricos es separar a las personas por sexos, se entra y sale de sus cuartos sin avisar, con lo que su intimidad se ve reducida al máximo exponente, obviando pues que estas personas tienen necesidades sexuales y reforzando indirectamente los prejuicios o falsas creencias que ellos mismos puedan tener.


La actividad sexual a nivel cerebral propicia que se segregue serotonina, oxitocina, dopamina y endorfinas, sustancias que entre otras funciones generan sensación de bienestar y placer, potencian el apego y el cariño hacia las personas, regulan el sueño, favorecen la felicidad e incluso son un analgésico natural en las personas mayores con dolencias difusas. Además de realizar ejercicio cardiovascular al mover los diferentes grupos musculares. Privar a las personas mayores de estos beneficios es un grave error, por lo que es necesario más educación al respecto sobre este tema.


“La sexualidad es parte de nuestra vida independientemente de la edad que tengamos, no está reservada solamente a la juventud. Por tanto, disfrutemos de ella en cada etapa de nuestra vida, ya que no existen límites más allá de los que cada uno nos queramos marcar.”

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