Sexualidad y género desde la Psicología
Durante los últimos años se ha podido observar un exponencial crecimiento de la visibilización del colectivo LGTBI en prácticamente todos los ámbitos de nuestro día a día, empezando a tener la representación que a éste le pertenecería y, por lo tanto, comenzando un proceso de normalización en nuestra sociedad. Aun así, dicho colectivo se encuentra a años luz de librarse de los estigmas que experimentan derivados de estar categorizados como una minoría sexual o minoría de género.
Así pues, a razón de dicha discriminación, los estudios realizados asocian a este grupo de personas a unos mayores índices de riesgo de suicidio y conductas parasuicidas, problemas de autoconcepto y autoestima, y abuso de sustancias, entre otras problemáticas no menos importantes.
Entonces, ¿cuál es la aportación de la psicología en este contexto sociocultural en el que nos encontramos? Pues, principalmente, ofrecer un espacio donde las personas pertenecientes al colectivo LGTBI no se sientan ni rechazadas ni juzgadas, ayudándolas a entender quiénes son y por qué no deben mostrar rechazo hacia su propia identidad.
Partiendo de esta base, la mayoría de intervenciones psicológicas en estas personas debería centrarse en tres importantes aspectos:
La tolerancia positiva de la ambigüedad y los conflictos con los que se encuentren en su día a día, ya sea a través de los juicios de los demás como los propios.
El impacto en la persona que ha tenido el estigma hacia su orientación sexual o identidad de género.
Los apoyos y estresores de su contexto personal particular.
Una vez el psicólogo consiga conocer en profundidad cuál es el contexto des del que se parte, éste deberá abordar los diferentes problemas psicológicos o síntomas a los que se enfrente el cliente, los cuales tienden a ser derivados de:
La presión social (y, especialmente, familiar) que los empuja a cuestionarse su propia orientación sexual o identidad de género.
El estrés o la ansiedad causados por el miedo a pertenecer a un colectivo minoritario y, generalmente, oprimido.
El rechazo social por salirse de la heternormatividad, marcada por el contexto actual.
La homofobia interiorizada, la cual provoca un rechazo de sus propios valores y una discriminación hacia las personas del propio colectivo (especialmente aquellas con conductas más típicamente “femeninas” o “masculinas”).
En pocas palabras, el abordaje psicológico en casos de personas del colectivo LGTBI debe centrarse en entender las circunstancias de éstas, empatizar con la presión que reciben, y adaptarse en base al contexto personal particular. Aun así, todos somos responsables a la hora de conseguir la normalización de las diferentes orientaciones sexuales y de género pues, sólo aportando nuestro granito de arena, podemos hacer la vida mucho más fácil a estas personas.
Desafortunadamente a día de hoy el colectivo LGTBI todavía sigue asociado a una serie de discriminaciones y estigmas por una parte de la sociedad. Es trabajo de todos conseguir normalizar las diferentes orientaciones sexuales y de género, para así evitar que las personas pertenecientes a este colectivo vean comprometido su bienestar psicológico y emocional.