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Trucos para afrontar el estrés del día a día



Es normal que todos en algún momento de nuestras vidas hayamos sufrido estrés. Se trata de una reacción emocional que nos ayuda a adaptarnos ante lo que en un momento dado entendemos como un cambio o desafío. El problema surge cuando este estado emocional de alerta se mantiene durante más de lo necesario, y termina generando a quien lo sufre malestar tanto a nivel psicológico como físico.


Lo primero que debemos hacer para ser capaces de gestionar el estrés, es aprender a reconocerlo. Cada persona experimenta el estrés de forma diferente. Hay quien se siente más irritable y se enfada con facilidad, también es frecuente el insomnio, dolores de cabeza, malestar estomacal, etc.


Una vez se ha identificado, hay que centrarse en las causas que generan ese estrés, que con frecuencia suelen derivarse del entorno en el que se mueve la persona que lo sufre (familia, trabajo, relaciones personales, problemas de salud, etc.).


¿Qué pautas pueden ayudar a gestionar el estrés?


Lo principal, pasa por aprender a recuperar el equilibrio, la calma. Es importante saber parar y relajarse para afrontar la situación y tomar las decisiones oportunas desde la manera más funcional posible. Para conseguirlo se recomienda:


  • Valorar los pequeños momentos positivos del día a día. Es importante disfrutar de las situaciones de nuestro día a día que nos ayudan a recuperar energía, que nos hacen felices. Dar un paseo, mantener una conversación con un amigo/a, etc. pueden ser algunas de ellas.

  • Hacer ejercicio físico. La actividad física ayuda a descargar tensiones y al terminar, proporciona un estado de relajación que ayuda a tomar perspectiva de los problemas.

  • Comer de manera saludable. Realizar comidas ligeras y sanas, comiendo sin prisas, evita digestiones difíciles y favorece la reducción del estrés.

  • No aislarse. El estar solo pensando constantemente en los motivos de agobio o preocupación, no hace más que aumentar el estrés. Se recomienda expresar lo que uno siente.

  • Organizarse y saber delegar. Muchas veces el estrés proviene del trabajo. En estos casos, es prioritario organizar las tareas a realizar, y delegar siempre que sea posible para evitar sobrecargarse y quemarse por el trabajo.

  • Aprender a relajarse. Utilizar técnicas de relajación, respiración, yoga, etc. para recuperar el equilibrio emocional, ayuda a reducir el estrés.

  • Cambiar la perspectiva. Intentar adoptar una actitud positiva ante los desafíos, identificando los pensamientos negativos, para sustituirlos por otros alternativos y más funcionales.

  • Dormir y descansar suficiente. Es necesario mantener una higiene adecuada de sueño para recuperar energía y afrontar el estrés de una forma más efectiva.

  • Reconocer lo que no se puede cambiar. En ocasiones es necesario aceptar que hay cosas que no se pueden modificar, para dejarlas ir y evitar el estrés.


Existen muchas medidas que pueden ayudar a reducir el estrés, que sean más o menos eficientes, depende de cada persona y situación. Lo indispensable es reconocerlo, y una vez identificado afrontarlo de una manera activa, no dejar que sea el que marque el ritmo de la propia vida.

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