Superdotación y altas capacidades
La OMS (Organización Mundial de la Salud) describe las personas con altas capacidades como “aquellas que tienen un cociente intelectual superior a 130”, aunque debemos tener en cuenta que para medir la inteligencia de las personas no solo se debe tener en cuenta su cociente intelectual.
En las últimas décadas diferentes autores han estudiado la superdotación y las altas capacidades. Se señalaba que los niños superdotados tenían una gran capacidad para procesar la información, destacando que los elementos más destacados de los niños superdotados son: una elevada capacidad de pensamiento lógico (para establecer relaciones causa-efecto) y un alto nivel de creatividad (capacidad para generar muchas posibles soluciones o vías de un mismo problema y de forma original).
Junto con estas características, también suelen destacar en otros aspectos cognitivos, como la memoria, la percepción, la atención y una buena predisposición hacia el aprendizaje. Suele tratarse de niños a los que les cuesta menos tiempo que a sus iguales adquirir conocimientos y establecer relaciones entre los mismos.
A nivel de personalidad, si bien no existe un patrón único entre los niños con altas capacidades, son frecuentes en ellos algunos rasgos o actitudes:
Desarrollo elevado de la ética y la moral.
Perfeccionismo en lo que les interesa o les gusta.
Buena capacidad de empatía y comprensión de los otros que favorece su capacidad de lideraje.
Buena capacidad de autoconocimiento.
Hipersensibilidad emocional.
Sensación de sentirse diferentes a los demás.
Elevada capacidad de autocrítica.
Elevada capacidad de imaginación.
Con estas características es frecuente pensar que los niños con altas capacidades tendrán buen rendimiento académico, y si bien puede darse esta circunstancia, no siempre se trata de una relación causa efecto. Muchas veces pueden pasar desapercibidos en la escuela, lo que depende mucho de la motivación y la estimulación de sus intereses y habilidades.
