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El amor en las relaciones de pareja



Mañana es San Valentín, el día de los enamorados, y en estas fechas es habitual encontrarnos con un sinfín de ofertas de regalos, viajes románticos, etc. para compartir en pareja. La idea que parece intentarse transmitir es la de mostrar el amor a través de objetos o regalos, y presentarlo como algo idílico, romántico y libre de defectos.


En este contexto, es normal entender este día con cierta connotación negativa, pero no todo tiene por qué ser malo. También podemos aprovechar el día para recordar y recordarnos el amor hacia nuestra pareja, pero sin necesidad de gastar de dinero, de una forma sencilla, sin ornamentos. La mejor forma de mostrar el amor hacia esa persona con la que se comparte la vida es declarando un “te quiero” sincero, desde la empatía y el respeto. Dedicarse tiempo, recordar experiencias pasadas positivas y negativas que se han vivido juntos, reírse, decirse lo que a uno le gusta del otro, etc. Se trata de cosas que en el día a día muchas veces se olvidan de hacer, o se dan por sentadas, y que precisamente en estos días se pueden hacer explícitas, y hacer más satisfactoria nuestra relación.


Porque no hay que olvidar que, en el amor, no todo es perenne e inalterable, sino que se pasa por diferentes fases. Al principio está la fase de enamoramiento, donde lo que más pesa es la pasión, la atracción y el deseo, luego llega lo que muchos entienden como “luna de miel”. Esto es, continua la pasión y aumenta la confianza. Posteriormente llega la etapa de compañerismo, aquí el nivel de confianza es muy alto y suele bajar la pasión, es probable que haya roces y que se instale la monotonía, lo que puede terminar comprometiendo la relación. Esta última suele ser una etapa estable, en la que es importante que existan detalles, pequeñas sorpresas, y que exista un cuidado mutuo.


No siempre es fácil encontrar el equilibrio en las relaciones de pareja. Hay personas que se quejan de que pierden su independencia cuando tienen pareja, y terminan comportándose como lo que no son. Si bien cada relación es diferente, es importante tener claro que primero se debe ser “yo” y luego “nosotros”, está bien estar unido, pero no hay que estar fusionado. La pérdida de la identidad personal puede dar lugar a dependencia, sufrimiento, falta de privacidad, celos, miedos, etc.


Por otro lado, hay que señalar que, en la convivencia y el conocimiento del otro, es normal que surjan desavenencias o roces, y si no se gestionan bien, pueden terminar conflictos reales. Para evitarlos, la comunicación asertiva es básica. No hay que dejarse llevar por la ira, sino hablar de los temas origen de los desacuerdos desde la calma, escuchando al otro. Una herramienta que puede ser de mucha utilidad son los mensajes “yo”, se siguen estos pasos:


  1. Describir lo que no me gusta del otro con claridad, siendo específico: “No me gusta que…”

  2. Expresar lo que uno siente: “Me siento…”

  3. Exponer qué me gustaría que hiciese el otro, dar una alternativa clara y específica: “Me gustaría que…”


Las relaciones nos se mantienen de la nada, hay que cuidarlas. Es importante comprender que la intimidad de la pareja debe dar espacio a cada uno para mantener su independencia, y también para compartir aspectos e intereses comunes.

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