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Dejar de fumar, un objetivo posible



Según la Organización Mundial de Salud el tabaco mata a más de 7 millones de personas al año, de las que 6 millones son consumidores directos y sobre 890000 son no fumadores expuestos al humo de otros.


Los diferentes estudios realizados indican que el humo de tabaco contiene más de 4.000 productos químicos, de los que al menos 250 son nocivos y más de 50 son causa directa de cáncer. Si bien el cáncer más relacionado con el tabaquismo es el de pulmón, existen al menos 15 tipos diferentes de cáncer que también están relacionados con el consumo de tabaco, entre ellos el cáncer de laringe, vejiga, boca, esófago, etc.


En España, según datos recogidos por la AECC (Asociación Española contra el Cáncer) el tabaco es la segunda sustancia psicoactiva más extendida entre la población. Causa más de 50000 muertes al año y supone el 13% del total de muertes anuales. Alrededor de un cuarto de los españoles reconoce que fuma diariamente, siendo la edad de inicio más frecuente se sitúa entre los 15 y los 24 años, y no encontrándose diferencias entre hombres y mujeres en dicho inicio de consumo.


Desde la implantación de la ley 42/2010 ha ido disminuyendo el número de fumadores en España, y cada vez son más los que quieren dejarlo.


Fumar es una conducta aprendida que convertimos en un hábito a partir de la práctica, la asociación a muchas de las actividades que hacemos en nuestro día a día y las consecuencias positivas que nos proporciona a corto plazo (sensación de placer, alivio de la abstinencia, etc).


Dejar de fumar supone un proceso en el que se debe aprender a realizar las actividades del día a día sin tabaco, y éste no es un proceso fácil, pero sí posible.


Planteamos algunas recomendaciones para dejar de fumar con éxito:


  • Fijar una fecha o día D para fumar el último cigarrillo. No existen métodos mágicos para dejar de fumar, es importante mentalizarse, marcar una fecha en el calendario y cumplir con la decisión tomada.

  • Cambiar la rutina diaria. Esto es, buscar actividades placenteras para sustituir otras asociadas al tabaco.

  • Pensar en positivo. Una de las técnicas más recomendadas consiste en realizar un listado con todas las ventajas que supone dejar de fumar, teniendo en cuenta no solamente los aspectos físicos.

  • Mantenerse activo y hacer ejercicio. Realizar actividad física también supone una forma de comprobar los beneficios de dejar de fumar, ayuda a relajar tensiones y supone una actividad alternativa a las que se tenían asociadas al tabaco.

  • Beber muchos líquidos y controlar lo que uno come. La idea es cambiar hábitos, beber mucha agua, no alcohol, y seguir una dieta saludable. No hay que sustituir el tabaco por comida.

  • Centrarse en el presente más que en el futuro. Es importante plantearse objetivos a corto plazo, “Hoy no fumo” y premiarse cuando se consiguen.

  • Buscar ayuda profesional cuando sea necesario. Además de herramientas psicológicas, si es necesario también puede recurrirse a tratamientos farmacológicos para sobrellevar la adicción física.

Dejar de fumar no es un proceso fácil, pero sí es posible. Requiere esfuerzo, pero cualquier fumador puede dejar el consumo de tabaco y mantenerse sin fumar, si realmente quiere hacerlo.


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