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Niños desobedientes: pautas para gestionar su comportamiento



Saber cómo gestionar los comportamientos desobedientes y los problemas de conducta que muchas veces van asociados supone un reto para muchos padres. Es frecuente oír expresiones como “no hace caso”, “hay que repetirle las cosas mil veces para que las haga…”. En estos casos, si no se actúa cuanto antes, es muy probable que la relación entre padres e hijos se vea comprometida.


Hay muchos tipos de comportamientos de desobediencia, generalmente hacen referencia a cuando:


  • Se da una orden o petición y el/la niño/a no la cumple en un plazo de tiempo determinado (sobre unos 20 o 30 segundos después de haberla dado).

  • Se pide al niño que deje de hacer algo o que no empiece con un determinado comportamiento, y no cesa en su conducta.

  • No cumple con sus tareas o pequeñas responsabilidades, como lavarse los dientes, prepararse la mochila, etc.

  • Realiza un comportamiento que está prohibido, por ejemplo pintar en la pared de casa, etc.


En este contexto también es importante destacar que las conductas de desobediencia forman parte del desarrollo evolutivo normal de los niños. Son características de los primeros años de vida, y van desapareciendo progresivamente a medida que los niños crecen.


Ante este tipo de situaciones, muchas veces los padres optan por repetir las cosas muchas veces, gritar, castigar, etc. lo que no suele ser muy efectivo.


¿Qué pueden hacer los padres para favorecer que los niños obedezcan a lo que les piden?

  • No utilizar los gritos, hablar desde la tranquilidad.

  • Estar en la misma habitación que el/la niño/a y mirarle a los ojos.

  • Establecer un contacto físico suave, por ejemplo, poner la mano en su espalda o cogerlo por los hombros, para asegurarse de que el niño está atendiendo y comprende lo que se le pide.

  • Realizar peticiones cortas, claras y específicas.

  • Nunca hacer peticiones o dar ordenes en forma de pregunta, ya que se le da al/la niño/a la posibilidad de no realizar lo que se le pide.

  • Deben ser un número reducido de ordenes o peticiones.

  • Dar las ordenes de una en una y espaciadas en el tiempo.

  • No deben darse ordenes que entren en contradicción con otras, ni tampoco con las que ha dado otro adulto. Es importante que exista coordinación entre los adultos.

  • Dar opciones cuando sea posible y relacionarlas con una consecuencia, “Cuando… entonces…”


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